Date d'ajout : mercredi 19 août 2015
par C.M. GRI I CASAS
La presente obra ha nacido de una tesis de Estado defendida en el año 1994. La documentación central, que alimenta el desarrollo de este estudio, es la de un conjunto de trapas (una filiation) que ha nacido a partir de la casa madre, Aiguebelle. El período historiado va desde el final de 1815 hasta 1910.
La obra se articula en cuatro partes. La primera sitúa los trapenses en la historia monástica y cisterciense. La segunda observa a los « monjes blancos » en unos momentos significativos, es decir, en su afán de practicar la utopía. Esta parte empieza con la aventura de Argelia y concluye con la búsqueda de una Edad Media ideal. La tercera parte, sin perder de vista las situaciones concretas, intenta establecer una conexión entre la observancia y la espiritualidad. El autor cree que la tensión entre estos dos polos puede distinguir con probabilidad los trapenses de otros monjes de su tiempo. Finalmente, la cuarta parte, pone en relación, sucesivamente, los monjes trapenses con la Sociedad, el Estado, la Iglesia-institución.
Bernard Delpal fundamenta su estudio con abundante documentación. Se trata de un trabajo serio, enriquecedor, digno de ser tenido en consideración. La conclusión que el autor saca de sus investigaciones es el reconocimiento del papel primordial del tiempo, de la historia. La Trapa no ha podido substraerse a su influjo. Nacida con aires de oposición, de utopía, de radicalidad, va temperándose y armonizándose con el entorno y también consigo misma.
Dicho con otras palabras, y de acuerdo con el punto de vista de F. Van Haaren, diríamos que el meritorio estudio de Bernard Delpal apunta a una valoración positiva de la reunificación de 1892. A partir de este momento, la Trapa se hace más integradora, más madura. Superado el excesivo uniteralismo de Lestrange, se consigue un equilibrio sabiamente jerarquizado de los valores de la oración, de la unión con Dios, del estudio, del trabajo manual. Se opera un auténtico e integrado retorno a las fuentes, a la verdadera tradición monástica, que ha dado sus frutos de fecunda vitalidad.